El Ingeniero Émile Baraize era el director de todos los trabajos que dependían del entonces Servicio de Antigüedades Egipcio, como tal en 1925 empezó la limpieza del área inmediato a la Esfinge, fase que duró desde 1926 a 1928, empleando solamente medios humanos y retirando todo el material acumulado con cestones. Esto le llevó mucho tiempo pero era una fórmula barata.
Además de la limpieza, acometió la labor de restauración de la misma Esfinge que ya estaba deteriorada en bastantes partes y presentaba fisuras y caídas de bloques. Rellenó las fisuras con cemento y recolocó los bloques que había ido encontrando conforme se adelantaban los trabajos de excavación. Para preservar en el futuro la base del monumento, y como la tarea de quitar tanto material acumulado era tremenda, decidió construir un sólido y alto muro de sujeción para la arena y piedras arrastradas, tanto en el lado norte como en el este.
A la vez, se iba retirando hacia el norte el material acumulado allí, de forma que apareció un edificio de adobe de planta cuadrada cuyos muros se conservaban bastante bien. Este edificio no fue datado y ni siquiera aparece en ningún mapa, porque tuvo una “efímera vida en su salida a la luz”. Dicho de otra forma, que muy pocos años después de haber sido descubierto fue totalmente eliminado durante los trabajos de excavación de S. Hassan, y con ello se consiguió encontrar el templo de Amenhotep II que estaba oculto por dicho edificio, pero esto ya es para otra entrada.
Durante los trabajos de desarenado, apareció un pozo (se le llamó túnel, pero no es exacto esa definición) en la parte inferior del cuarto trasero izquierdo, Baraize lo inspeccionó y no le dió importancia alguna porque lo cerró y tampoco constato su ubicación ni características, por lo que fue olvidado hasta que décadas después, Mohammad Abdel Mawgud Al Fayed, propietario en esa época del “Sphinx Guest House" el cuál, siendo un niño, trabajaba en la excavación, puso en conocimiento de Zahi Hawass y de Mark Lehner la existencia de dicha cavidad. Luego ya sabemos quee se volvió a abrir por Hawass, explorando su interior sin que ofreciese nada interesante, ni llevase a ningún otro sitio. Según Hawass y Lehner pudo ser obra de buscadores de tesoros fascinados por leyendas antiguas o quizá un inicio de un pozo funerario posterior.
Lo más llamativo a la vista era el ver el templo adyacente libre de toda la masa que le cubría, y delante de él, el muelle del puerto de ambos templos, algo en lo que muchos ni siquiera repararían entonces (y tampoco ahora con ser más amplio).
Y era imposible no fijarse, sin duda, en el muro que había ordenado levantar para proteger el área, una obra bien realizada y con intención de durar siglos... pero forzada porque dejaba en evidencia que no se había podido o querido ir más allá y sobre todo en el construido al este, aparentando ser un muro defensivo con un saliente a semejanza de un bastión, frente al templo (y la Esfinge) demasiado artificioso, por más que resultara práctico. Baraize tuvo que sentirse satisfecho de su creación y pensaría que ya estaba resuelto el problema para muchos años, al menos. No fue así, cuando Hassan tomó las riendas en 1936 con medios más efectivos, su prioridad fue seguir excavando a bajo nivel e ir más allá de dónde no había llegado Baraize. Para ello lo que primero tuvo que hacer fue eliminar el muro. Es de suponer que Baraize no se pondría a batir las palmas con esta decisión, pero que en honor de la egiptología, luego resultó un acierto, lástima del esfuerzo y del gasto que supuso para nada, casi.
La única ventaja evidente, había sido que durante unos pocos años el pequeño recinto de la base la Esfinge se había visto libre de la perseverante arena y piedras arrastradas.
Es difícil encontrar fotos de los trabajos de Baraize, la mayoría están en el Archivo Golénischeff en Paris y solo una veintena de fotos independiente de las otras, están en los archivos del IFAO. Gracias al trabajo de Stéphane Pasquali, podemos ver algunas más: What is New with the Chapel of Amenhotep II
No hay comentarios:
Publicar un comentario