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domingo, 27 de mayo de 2012

Templo de Hwron y el muro de Menjeperura (Tutmosis IV).

Continuando la anterior entrada, pongo una foto de como está el Templo de Hwron visto desde el pretil de la carretera que asciende hacia las Pirámides, la que coincide con la calle que se abrió para colocar los rieles en abanico según iban avanzando los trabajos hacia el O.

Observamos en primer plano la esquina N del muro exterior. Podemos ver como la estela de Aajeperura está oculta debajo de la estructura de madera, a la derecha vemos también el lado O y la entrada en la que se colocó un nuevo dintel. Con ese grosor de los muros, y lo pequeño que era, debería de ser muy fresco el interior.

Hoy lo podemos ver así desde el inicio de la Calzada de Jafra. Lo que no sé es que pasó con la esfinge de caliza que había delante de la jamba derecha de la entrada sur del templo, la que lleva los cartuchos de Ramses III y que vemos en la foto de la izquierda, debería de estar en el Museo de El Cairo, o en alguno de esos almacenes que tienen en diferentes lugares.

Justo detrás, al N-E del templo de Hwron se descubrieron otros restos de una capilla o pequeño templo, también de adobe. Se encontraron en tan mal estado que se supuso fue desmantelado y parte de su material empleado en la construcción de este. Sin mucha convicción, Hassan hizo la observación de que podría haber sido levantado por Aajeperkare (Tutmosis I). De estos restos hoy no se ve nada, porque están cubiertos y casi la mitad de ellos están debajo de la carretera que lleva a los altos de la meseta.

Lo que a mi entender sobra, es esa horrible escalera de madera para turistas, ¡otro pegote! Junto a ella, entre el muro del templo y la Esfinge, se aprecia una reconstrucción de lo que existe del muro interno que ordenó levantar Menjeperure (Tutmosis IV) para proteger la Esfinge. Este ya ha perdido más de la mitad de lo que se encontró en la excavación de Hassan.

En los trabajos de limpieza, aparecieron los restos de dos muros de adobes, uno perimetral y otro interno, encima justo del corte de la cantera como en la zona N, paralelo al perimetral. Se sabe que lo mandó levantar Tutmosis IV porque además de encontrase vasijas de la XVIII, en él, los sellos de los ladrillos llevan su cartucho.

En esta foto de Hassan, podemos constatar que el muro ya estaba deteriorado por entonces, y aún estaba en pie parte del que levantó en el lado O y S vemos que se mantenían las esquinas del mismo sobre el corte de la roca directamente, al fondo a la derecha. Hace ya muchos años que esa parte del muro desapareció, luego colocaron ese otro pequeñito y bajo que no retiene nada y cualquiera puede saltárselo con el riesgo que lleva, sobre todo para los más pequeños si no se les vigila. También coloaron esa verja de hierro en el lado S-O para impedir el paso a la Calzada.

En la foto que hice en febrero, vemos sin mucha dificultad, precisamente, que el muro ha ido desmoronándose con el paso de los años.
Me pregunto cuántas personas tendrán en sus casas ladrillos sacados de aquí, con el nombre del rey.

A la izquierda de esta foto, se aprecia parte del muro interno de contención de Tutmosis IV, que aún queda en pie, directamente encima del cortado.


martes, 22 de mayo de 2012

"Desenarenando" la Esfinge. 3ª parte. El templo de Hwron-Horemajet

En la actualidad podemos ver así los restos del Templo de Hwron y la Esfinge, con un fondo insustituible y no solemos pensar en la cantidad de esfuerzo y medios económicos que ha supuesto el llegar a este estado.  Tampoco es algo que se haya dado por concluido.

Mientras E. Baraize restauraba la Esfinge lo que permitió que las grandes fisuras de la cabeza no se ampliaran con el riesgo de que esta se fuese al suelo, en el Central Field inmediato ya estaba trabajando S. Hassan con la misión de la Universidad de El Cairo, desde 1929, limpiando las mastabas del cementerio de Jafra con buenos resultados ya que una de las premisas de Hassan era que no se podía dejar una zona a medias y había que retirar todo hasta alcanzar la roca madre o un sustrato que no hubiese sufrido alteraciones por la mano del hombre.

En 1936, la misión de la Universidad de El Cairo pasó a depender del Servicio de Antigüedades y con ello S. Hassan tuvo la posibilidad de realizar su gran deseo: desescombrar toda la gran zona que rodeaba a la Esfinge, cuyos primeros trabajos comenzaron el 4 de octubre de 1936.

Como el proyecto era ambicioso, lo primero que hubo que hacer fue echar abajo los muros de contención que Baraize había levantado que ni siquiera llevaban una década.

Esto les supuso el trabajo más duro por la resistencia que estos muros tenían, en palabras de Hassan: una obra inspirada en la de los faraones. En la foto, el Templo llamado de la Esfinge, detrás se ve el muro E y al fondo los edificios más cercanos a esta zona que fueron demolidos entonces, hoy son otros, los que se ven detrás del muro de seguridad actual, pero no muy lejos de aquellos. Los trabajos continuaron en un arco amplio, hacia el NO, hacia el N y hacia el NE para retirar la enorme cantidad de arena, escombro y piedras como se aprecia en las fotos, parecía que les iba a llevar muchísimos años. No fue así porque emplearon medios más modernos como la instalación de un sistema Decauville, que hacía posible retirar cada día 1300m3 y depositarlos a un km. de distancia, en un lugar que hoy está cubierto por los edificios más al E de Nazlet el Simman. Lo primero que se encontró hacia el N fueron los restos del muro de adobe mandado construir por Tutmosis IV.

En esta fase del desecombro, lo que se consiguió fue encontrar los restos del templo mandado levantar por Aajeperura (Amenhotep II) al N-NE de la Esfinge y en otra fase después, las tumbas excavadas en el corte de la roca de la cantera de Jufu, de la que ya se hablará en otro post.

De este templo, ya había encontrado Baraize depósitos de fundación: cuatro vasos, un objeto ovalado, todos de alabastro y con la misma inscripción: “el perfecto dios Aajeperura amado de Horemajet”, mas objetos de cobre y muchas vasijas diferentes. No solo eso, cerca del templo a la derecha según miramos la Esfinge, durante los trabajos de Baraize, se abrió una zanja para dar salida a los obreros sin que tuvieran que caminar por una pendiente fuerte, en la que aparecieron dos jambas con la inscripción de Aajeperura en ellas. Esto ya le dio a Hassan una idea de que algo interesante se podría descubrir en ese área.

Mientras se adelantaba el trabajo hacia el norte, después de fotografiar y de tomar referencias de los edificios más recientes de adobe, se tomó la decisión de derribarlos, y así se hizo. En el más cercano a la Esfinge, aún con sus paredes del norte en pie, en su lado oeste, apareció una estructura ovalada, de granito, que les llamó la atención.

Hassan ordenó profundizar alrededor y con satisfacción se comprobó que era una enorme estela, bastante bien conservada, la cual  una vez limpia del todo mostró dio el dato de haber sido parte del templo de Horemajet, con el cartucho de Aajeperura. Alrededor de ella aparecieron muchas piezas votivas, de diferentes épocas, con profusión de esfinges. Poco después, en el muro O de esta sala, se encontró una estela nicho de granito con un disco solar alado y un cartucho de Tumosis IV borrado. En lo alto de dicha estela aparecía Aajeperura con las manos alzadas hacia la Esfinge, cuyo texto dice que se ordenó colocar en el templo cercano a las Pirámides de Horemajet. La estela fue dañada después. Resto de otra estela en la que Tumosis IV hacía una ofrenda de vino, también se descubrió.

Una vez limpio el lugar, aparecieron los muros de adobe y con ello se vio la distribución interna.
En una habitación pequeña al S-O del patio exterior se hallaron las jambas de una puerta con la inscripción de Seti I, lo que permitía suponer que había sido reutilizado después. Más al norte, unida al muro, apareció una capilla posteriormente añadida en la que apareció una estela de Seti I cazando a pie, dedicada a Horemajet.  Apareció un dintel que encajaba perfectamente con las dos jambas que Baraize había encontrado cerca de este templo, formando con ello la completa puerta de la entrada principal al recinto interno, que en realidad está en el punto central de todo el edificio y allí sigue hoy en día visible para todos. Al sur, aparecieron fragmentos de jambas con inscripciones y cartuchos de Ramses III, pertenecientes a la entrada exterior del conjunto y las jambas de la puerta del recinto exterior con inscripciones de Merneptah y en la parte superior, solo la mitad de ellas, las figuras de Seti I abrazado por Horemajet y una diosa. Quedaba demostrado el interés de todos estos reyes de la XIX por este lugar y por su piedad hacia Horemajet.

Mientras se excavaba en los alrededores de este templo, seguían saliendo objetos votivos en forma de león o de halcón, estelas y piezas relieves mostrando orejas, solas o en grupos. Algunos de los halcones con corona blanca y/o con la inscripción del dios Horajti. Con el nombre del dios Horajti en su parte superior, se descubrió también en una estela pequeña, una representación de la Esfinge, con su nemes, su barba y con dos ureos en la frente, además de tener un bracalete en cada una de sus patas.

El 31 de diciembre, el trazado del templo estaba completado. Realmente entonces se iba muy rápido... Ahora vamos al por qué a este templo se le ha identificado con el de Hwron (Houron, Hauron, Hwl, Hurna, etc.) 

El nombre del dios Hwron es cananeo y al menos ya era conocido, asociado a otros dioses del panteón egipcio desde la XVIII Dinastía. Aparece en estelas de Ramses II y de otros reyes, pero lo que dió el espaldarazo final de su antigüedad, fue precisamente el hecho de que ese nombre apareció unido al de Horemajet, dentro de un texto en el que se hacía referencia a Aajeperura, inscrito en unas tablillas de fayenza, en 1936 propiedad de un anticuario de Nueva York.  En algunas de ellas el texto de estas tablillas era idéntico al que se encontró en los vasos de alabastro fundacionales y como no se conoce otro templo de Horemajet que tenga que ver con Aajeperura, por fuerza tenían que proceder de lo encontrado por Baraize y que por lo que fuera, alguien se las llevó y vendió. En otras el texto era el siguiente: “El perfecto dios Aajeperura, amado de Hurna Horemajet”.

No solo esto, en toda la zona excavada aparecieron muchas estelas y doce de estas llevaban el nombre del dios cananeo o su variante, pero la nº 87, una estela con nicho y figura de un dios en forma de halcón momiforme, una tenía el auténtico de Hwron”. Después está la conocida mención que les une en la estela saíta, arcaizante, llamada del Inventario. No parece albergar dudas de que Amenhotep levantó este templo a mayor gloria de Hwron-Horemajet, aunque alguno lo ponga en duda, cuestione hasta la mismísima C. Zivie, y piense que ese templo está "por ahí", aún enterrado entre la Esfinge y el templo de Isis adyacente a la G-Ic.

En su deseo de que todo lo encontrado se mantuviera a resguardo, Hassan ideó una protección a base de adobe intentando restaurar la forma que podía haber tenido en origen, manteniendo su perímetro exterior fuera de dicha protección

La idea de reservar lo encontrado era loable, pero el resultado no parece que fuese el más idóneo, ya que la construcción, apretada, devino en un mazacote impresionante con vanos enormes, pareciendo un edificio a medio terminar,  con un cierto impacto estético en todo el entorno del área, eso sí, bien mirado, menos que esa horrible solución delante de la cara sur de la Pirámide de Jufu para meter el barco famoso (espero que no hagan lo mismo con el otro o apañados vamos).

La vida de esta singular reconstrucción en adobe, se alargó por poco más una década.
Al menos en 1950 ya no aparece en las fotos. Quizá no fuera por cuestiones estéticas, o quizá sí, más otras que no sabemos, pero cuando Hassan abandonó su puesto en el Servicio de Antigüedades Egipcio, la construcción fue eliminada.
Hassan comenta este hecho con cierta ironía, en la página 48 de “The Great Sphinx ands its secrets”, aludiendo a la costumbre de que en el Antiguo Egipto, las obras de unos reyes eran demolidas por los siguientes. Puede que pensase también en que Baraize algo similar pudo haber sentido cuando se enteró de que su muro poderoso fue eliminado por él en busca de una mejor solución.

Por unos años la estela las jambas y los muros permanecieron a la intemperie, hasta que se decidió cubrir la estela de granito de Aajeperura con una estructura de madera, y que hoy por hoy, sigue siendo el método para preservarla, pero claro... ni se ve. El resto ha sido reconstruido por anastilosis, las jambas y otros detalles sí que se pueden ver.
Esto de hacer y deshacer y vuelta a empezar, con el consiguiente derroche de fondos, parece que sigue siendo una constante en el organismo encargado de su patrimonio arqueológico, cuya  denominación sí que varía con los tiempos, ahora ya es el MSA, o en español, "Ministerio Estatal para las Antigüedades", antes SCA.

Las fotos de la época están sacadas de The Great Sphinx ands its secrets, y tanto este como los demás de S. Hassan se pueden descargar en la web del "Giza Archives" del MFA de Boston.

viernes, 11 de mayo de 2012

"Desenarenando" la Esfinge. 2ª parte. El impulso de Baraize.

El Ingeniero Émile Baraize era el director de todos los trabajos que dependían del entonces Servicio de Antigüedades Egipcio, como tal en 1925 empezó la limpieza del área inmediato a la Esfinge, fase que duró desde 1926 a 1928, empleando solamente medios humanos y retirando todo el material acumulado con cestones. Esto le llevó mucho tiempo pero era una fórmula barata.
Además de la limpieza, acometió la labor de restauración de la misma Esfinge que ya estaba deteriorada en bastantes partes y presentaba fisuras y caídas de bloques. Rellenó las fisuras con cemento y recolocó los bloques que había ido encontrando conforme se adelantaban los trabajos de excavación. Para preservar en el futuro la base del monumento, y como la tarea de quitar tanto material acumulado era tremenda, decidió construir un sólido y alto muro de sujeción para la arena y piedras arrastradas, tanto en el lado norte como en el este.

A la vez, se iba retirando hacia el norte el material acumulado allí, de forma que apareció un edificio de adobe de planta cuadrada cuyos muros se conservaban bastante bien. Este edificio no fue datado y ni siquiera aparece en ningún mapa, porque tuvo una “efímera vida en su salida a la luz”. Dicho de otra forma, que muy pocos años después de haber sido descubierto fue totalmente eliminado durante los trabajos de excavación de S. Hassan, y con ello se consiguió encontrar el templo de Amenhotep II que estaba oculto por dicho edificio, pero esto ya es para otra entrada.

Durante los trabajos de desarenado, apareció un pozo (se le llamó túnel, pero no es exacto esa definición) en la parte inferior del cuarto trasero izquierdo, Baraize lo inspeccionó y no le dió importancia alguna porque lo cerró y tampoco constato su ubicación ni características, por lo que fue olvidado hasta que décadas después, Mohammad Abdel Mawgud Al Fayed, propietario en esa época del “Sphinx Guest House" el cuál, siendo un niño, trabajaba en la excavación, puso en conocimiento de Zahi Hawass y de Mark Lehner la existencia de dicha cavidad. Luego ya sabemos quee se volvió a abrir por Hawass, explorando su interior sin que ofreciese nada interesante, ni llevase a ningún otro sitio. Según Hawass y Lehner pudo ser obra de buscadores de tesoros fascinados por leyendas antiguas o quizá un inicio de un  pozo funerario posterior.

Lo más llamativo a la vista era el ver el templo adyacente libre de toda la masa que le cubría, y delante de él, el muelle del puerto de ambos templos, algo en lo que muchos ni siquiera repararían  entonces (y tampoco ahora con ser más amplio).

Y era imposible no fijarse, sin duda, en el muro que había ordenado levantar para proteger el área, una obra bien realizada y con intención de durar siglos... pero forzada porque dejaba en evidencia que no se había podido o querido ir más allá y sobre todo en el construido al este, aparentando ser un muro defensivo con un saliente a semejanza de un bastión, frente al templo (y la Esfinge) demasiado artificioso, por más que resultara práctico. Baraize tuvo que sentirse satisfecho de su creación y pensaría que ya estaba resuelto el problema para muchos años, al menos. No fue así, cuando Hassan tomó las riendas en 1936 con medios más efectivos, su prioridad fue seguir excavando a bajo nivel e ir más allá de dónde no había llegado Baraize. Para ello lo que primero tuvo que hacer fue eliminar el muro. Es de suponer que Baraize no se pondría a batir las palmas con esta decisión, pero que en honor de la egiptología, luego resultó un acierto, lástima del esfuerzo y del gasto que supuso para nada, casi.

La única ventaja evidente, había sido que durante unos pocos años el pequeño recinto de la base la Esfinge se había visto libre de la perseverante arena y piedras arrastradas.

Es difícil encontrar fotos de los trabajos de Baraize, la mayoría están en el Archivo Golénischeff en Paris y solo una veintena de fotos independiente de las otras, están en los archivos del IFAO. Gracias al trabajo de Stéphane Pasquali, podemos ver algunas más: What is New with the Chapel of Amenhotep II

lunes, 7 de mayo de 2012

"Desenarenando" la Esfinge. 1ª parte

El valle central de la meseta de Guiza tiene la peculiaridad de recoger la arena que le llega con el Hamsim y allí se va quedando, amplificado por el hecho de haber sido utilizado como cantera en parte. Agravándose dónde se encuentra la Esfinge que no deja de ser un hoyo, artificial, cosa que a los finitos granos parece gustarle más todavía.

Así le ha ido a la Esfinge, casi siempre enterrada más de medio cuerpo, unas veces y otras hasta el cuello variando la cantidad conforme el viento incide. Pero no solo el viento, porque cuando llueve torrencialmente, las aguas arrastran de todo y contribuyen a hacer más consistente los sedimentos.
Así que... por mucho que nos hablaron de este monumento los antiguos, desde la penúltima vez en el siglo II de esta era, ya nadie se preocupó de limpiarla, que sepamos y poco a poco se fue cubriendo otra vez, pocos desde entonces la vieron en su totalidad.

Aún cubierta seguía siendo un motivo atrayente y todo aquel que llegaba a El Cairo, tenía casi obligada visita a la planicie para hacerse la foto delante de la Esfinge, que era lo que más llamaba la atención, además de estar mas cerquita que los otros monumentos, que dejando de lado las pirámides, poco se podía ver pues las mastabas estaban totalmente enterradas.
Uno de los grupos más fieles era el de los militares, posiblemente porque los campamentos de los mismos solían estar en esta parte, al menos los británicos.
Esta foto muestra a componentes de la Highland Brigade, imposible saber si son de los Cameron, de los Gordon o de la Black Watch, poco después de la batalla de Tell el Kebir, desastrosa para las tropas egipcias del Bajá El-Arabi. La fecha  tiene que estar cercana al 30 de septiembre de 1882, el día en que se celebró el desfile de lso británicos vencedores en El Cairo.

Al menos durante el  siglo XIX, se acometió la limpieza de su parte delantera, tanto por Caviglia, como por Lepsius y hasta por Maspero, y así se pudo acceder a la estela, podían verse las patas con detalle, pero de nuevo la fuerte pendiente hacía que la arena una y otra vez, lo cubriese. Las fotografías de  Beato, Bonfils, Sebah, Zangaki, Lekegian... nos mostraron diferentes etapas. Esta que vemos a la izquierda es de 1886,  de Abdullah Frères.

En 1890 y años posteriores aún se mantenía así de visible, con algo más de arena que ya empezaba a cubrir la pata izquierda, otra vez, que era la más expuesta a ello, ya que no se había retirado nada de ese lado, como apreciamos.

Dejando de lado al primer excavador que dejó limpia el área inmediata a a la Esfinge de Guiza, Menjeperura (Tutmosis IV), es preciso reconocer que hasta la intervención de Baraize en 1925, solo se había realizado alguna limpia muy parcial y además el templo inmediato seguía cubierto.

Era imposible que esta feliz pareja, en 1924, los Chatworth-Musters, pudieran suponer o imaginar que se encontraban justo encima de las ruinas de dicho templo, que poco después iba a salir a la luz.   No sé si el camello colaboró, pero mr John, serio, acorde al evento inolvidable; no perdió el estilo, como debe de ser, para un gentleman que se precie. Tomo nota por si acaso me decido a montar y hacer un largo recorrido.

(Foto del archivo Getty Images)

La cuestión es que ya iba siendo hora de que se acometiese de firme la tarea de limpiarla totalmente de su ¿asfixiante? vecina.